Fuera de Dojo: Campamento del Kunic(Vèase las fotos en la entrada anterior)

Tal vez a las nuevas generaciones, que no conocen los personajes de la historia le puede resultar aburrido leer el siguiente relato, pero màs que todo va dirigido a todos los compañeros: "Senpais y Kohais" con quien tuve la suerte de practicar en el Dojo, pero tambien pudimos generar amistad fuera de èl, tanto en las aulas de clase como fuera del Campus.

Uno recuerda los acontecimientos tal como los percibió, por eso que muchas veces en un mismo acontecimiento diferentes personas tenemos diferentes recuerdos, no tenemos un hard disk en la cabeza, ni siquiera una ram, tenemos algo más extraordinario que en muchas ocasiones cuando la memoria nos falla, los recuerdos se crean.

Bueno, todo está casi listo para el próximo campamento del Kunic, ya se formaron los grupos, sobre todo para preparar la comida, me tocó con Walter Saavedra y Johny Olivares, nos reuniremos la siguiente semana, unos días antes del campamento para hacer las compras. Nos reunimos según lo acordado, vamos al mercado de Caquetá y compramos algunas papas, cebollas, etc. Walter va a comprar un pollo que su mamá lo aderezará, confiamos en las buenas manos de la mamá de nuestro amigo. Regresamos al gimnasio y guardamos las compras en nuestros armario. Por suerte pude conseguir que me presten una carpa de lona verde olivo con toldo y todo, nos vamos a reunir en la mañana en la UNI.

Me despierto temprano, preparo las cosas, llevo un balde con tapa (esos que dicen que son buenos con b de Basa) para poder cargar agua, en la tienda de mis padres se vende unos kekitos que los prepara mi mamá, cojo varios de ellos y aprovecho el balde vacío para transportarlos, me dirijo a la Uni, Y cuando llego a la puerta principal la gente está amontonada .....carajo!!! no han abierto la universidad, los empleados no se porque no abren esta vez...y nuestros víveres adentro .Nos vamos reuniendo poco a poco, pero tenemos que ir como sea.
Jacobo tiene una pickup, y llevará las cosas, además subirán los que puedan en el carro. Los demás iremos en micro hasta el Parque Universitario, de allí parten unos ómnibus con destino a Mala. Nos reencontramos en el Parque Universitario, intercambiamos comuniciones de donde nos vamos a reencontrar (por Mala), de allí los que no entramos en el carro iremos en ómnibus. Subimos al ómnibus (esos grandes y antiguos). Despuès de cierto trayecto, el cobrador comienza hacer su trabajo, alguién se va a "sapear" un papel pegado al lado del chofer, es la tarifa, y regresa diciéndonos: si hay pasaje medio, el cobrador se gana con el pase, y se acercó a decirnos que no hay medio universitario, y empezaron las discuciones, Pero si está pegada allí la tarifa!, el cobrador se fue hasta adelante y arrancó el bendito papel, luego de seguir discutiendo al final pagamos medio.

En el trayecto mientras vamos conversando, percibo un olor parecido cuando en casa prenden el primus, miro hacia atrás, Pancho y sus mosqueteros, entre risas parecían hacer gárgaras con un Cartavio tomando de a pico. Bueno, se están desinfectando las gargantas, además hacía un poco de frío. Faltando poco para llegar a nuestro destino, el ómnibus entra en convulsiones y se para. Debe ser la venganza del chofer por haber pagado medio. Y nos dijo que había que empujar, pensaría que sería un castigo para nosotros, (¿A karatecas del Kunic?), y nos ponemos a empujar, hasta que arrancó. Luego de allí a poco nos encontramos con Jacobo y nos lleva en su pickup hasta la playa donde ya el primer grupo se encontraba, nos instalamos y comemos algunas viandas que cada uno trajo, me pongo a buscar mi balde, lo encuentro pero lleno de agua, ¿Y los kekitos?, en el estòmago de mis compañeros. Entre todos se comienza a juntar ramas secas para la fogata de la noche.

Llegada la noche, el calor de la fogata es reconfortante, calor que se suma al calor de todos los compañeros, calor propicio para conversar, reir ... y comienza a narrar Oscar Villafuerte, la vez que fueron a Ayacucho y los anfitriones de ese entonces, les enseñaron una ronda (y yo que sòlo conocìa la del arroz con leche), cantando y bailando, un jefe pedía hacer una acción, el que no lo hacía o lo hacía último pagaba la multa, que consistía en tomar un trago de aguardiente.

Y se comenzó cantando: Pirhuala, pirhuala, el que no lo hace, paga la multa
Todos sentaaaados (fácil)
Todos hacer 10 planchas, (ichi, ni, san....)
Todos hacer tsukis (no hay imaginación en los karatekas)
Hasta que dicen..
Todos a lavarse la cara en la playa!!
Todos salimos corriendo, en la oscuridad de la noche, apenas se puede ver unos metros adelante, de repente veo que desaparecen los que corren delante mío, doy unos pasos y zass!!! caí en un hueco o algo así, lo que sucedió es que el mar había formado un desnivel de más de un metro, me levanto y sigo corriendo en busca de agua, solo se ve la espuma del mar, me lavo la cara con agua y arena, regreso corriendo, y me estrello con el desnivel de arena, trato de subir y todo se comienza desmoronar como si estuviera dentro de una pesadilla, luego de nadar un poco en la arena, consigo subir y seguir corriendo,allí cerca a la fogata está Senpai Calle, con linterna en mano revisando las caras si estan mojadas, y el último paga la multa.
Seguimos con la ronda, Pirhuala pirhuala
Sacarse los zapatos!!
Todos nos sacamos rapidamente, y Jacobo sentado sin poder sacarse tremendas botas de “cachaco”, caballero nomás Jacobo paga la multa.
Después de varias rondas, nos sentamos a conversar, despuès de pagar varias multas (no se si a propòsito) Jacobo esta màs hablador de lo normal, y Samuel que no se queda atrás. Los senpais cuentan sus anècdotas y experiencias laborales. De alli nos vamos a dormir, al rato escuchamos una voz que nos despierta y nos dice: ¿ no han visto mi pollo?, era Oscar Villafuerte. Parece que nuestro amigo Villafuerte, había pensado comer a solas y espero el sueño de todos. El pollo se volò o ya le habían dado curso.

Despertamos temprano, nos disponìamos a correr cuando me di cuenta que no tenìa mis documentos, inmediatamente me puse a buscar rapidamente fui hasta la orilla del mar sin hallarlo (mientras tanto todos estàn corriendo por la playa), lo hice varias veces, peinando el trayecto de la fogata a la orilla, sin tener resultados, mi carnè universitario,mi L.E. que desgracia la mìa(debe ser una maldiciòn del cobrador y el chofer del bus). Regresan todos de correr, yo ya me habìa dado por vencido, cerca donde se hizo la hoguera me dejo caer de nalgas sobre la arena, cojo una rama y hago garabatos en la arena, miro a unos metro adelante, y veo una esquina marròn que sale de la arena, y era mis documentos, que alegrìa, habìa sido enterrado por todos entre tantas rondas, Walter mira y dice: que lechero, no hay sin suerte. Ya casi no tenìamos provisiones, un grupo se va a Mala a traer agua y comprar algunas cosas (pan, palta y platanos). Cerca de la orilla Pancho, Noya, Ormeño,parece que se estàn chupando unas piedras ,el hambre no es para tanto pensè, me acerco y estaban comiendo un cebiche de muymuy. Dicen que està bueno, yo paso. Aunque se veìa fresco, algunos de ellos se movìan.

Dicen que el que cocina y reparte se lleva la mejor parte, entonces decido cocinar, juntamos las cosas que sobraron para hacer una olla común, menos mal que el pollo que llevó Walter todavía estaba (es que estaba crudo, si no ya no estaba). Sòlo habìa unos tallarines, y unas papas. Y se hizo lo que podìa, tallarines con mantequilla, pollo a la olla y un poco de papas fritas. Claro pero entre tantos a cada uno le tocaba como una ostia. Pancho estaba reclamando porque le tocò una pata de pollo, no la pierna, la pata con dedos ( y eso que estaba sin uñas).

Dormimos bien, y nos despertamos para arreglar y levantar las cosas, igual que a la venida, un grupo lo llevaron hasta Mala y esta vez me toca regresar en carro, subo en la parte trasera de la pickup y todos contentos, conversando,bromeando, sintiendo el viento que corre sobre nuestras cabezas, de pronto el carro se estaciona a un lado de la carretera, y nos dicen que vamos a escribir UNI en el cerro, abajo se queda Sinche y el resto subimos al arenal, y usando nuestros conocimientos de Dibujo Técnico y esas plantas medio secas que se parecen a las sávilas, escribimos las siglas de nuestro orgullo: UNI, claro bajo la dirección técnica de Sinche: Más ancha la ene!! , mas separada la I. Dejamos un recuerdo que dicen que duró varios años. Bueno todo tiene su final, ya llegando cerca de Lima se iban bajando uno y otro. Jacobo tiene la amabilidad de llevarme hasta la Av. Roosvelt para tomar el expreso rumbo a Chorrillos, y por supuesto pagando “medio”.

Sòlo para terminar, la pregunta por los "Quinientos mil reales": ¿Quièn se comiò el pollo de Villafuerte?

Espero respuestas o confesiones.

Sergio Nagata